22 de enero de 2015

El derecho a decidir: 'Edimburg'

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Lo único que sabíamos de esta obra es que trataba de la legalidad moral versus la legalidad institucional, que se planteaba cuáles son nuestros derechos como ciudadanos, que se nos enfrentaba la filosofía contra el realismo y que trataba de la  frecuente proyección de los seres humanos hacia el futuro. Pensamos, por tanto, que sería una obra que nos haría reflexionar sobre temas trascendentales que a nosotros, quizás, nos resultarían un poco densos.

Sin embargo, nos gustó. Lo que daba título a la obra no era más que el escenario donde sucedía la acción: Edimburgo. Es cierto que se trata el tema de la legalidad moral frente a la legalidad institucional; pero no se trata por medio de largos monólogos filosóficos, sino que a los personajes se les plantean una serie de situaciones cotidianas que tienen que resolver y bajo las cuales se esconde dicha dicotomía.

Se nos presentan tres personajes-tipo: el mallorquín, la catalana y la mallorquina, que conforman un cruce de culturas, de variedades dialectales y de formas de ver la vida.

La obra es de rigurosa actualidad puesto que los protagonistas se conocen por medio de una página de contactos, mantienen conversaciones vía WhatsApp y la página de Facebook adquiere una importancia especial. Con todo ello, la obra se aproximó al público de una forma muy potente (hoy en día, ¿quién no conoce todas esas plataformas?) y fue con el ámbito que, quizás, más nos sentimos identificados a nuestra edad. Los jóvenes no nos damos cuenta de la facilidad con la que utilizamos las redes sociales, haciendo un uso, muchas veces, abusivo. Además, lo hacemos inconscientemente, hecho que de ningún modo nos lleva a pensar en las repercusiones que tendrá ello para el futuro. Las redes son un escaparate a nuestro alcance, donde publicamos todo lo que nos interesa para dar una determinada face social, y que, muchas veces, desgraciadamente, se nos juzgará por ello y no por nuestro fondo. En esta obra, además, se advierte de ese carácter inconsciente cuando, gracias a las publicaciones en Facebook del mallorquín, una de las protagonistas se entera de algo que tendrá como consecuencia un cambio en la dirección dramática.

Con todo ello, lo que pensábamos que sería un “tostón filosófico” acabó siendo una obra que trata de una manera muy real alguno de los numerosos conflictos que presenta la sociedad de nuestro tiempo: desde el mal uso de las redes sociales hasta, más interesante todavía, el poder de decisión que tienen los hombres sobre el aborto en la pareja . Así, cabe destacar el gran trabajo del cuerpo técnico que consigue poner de realce todos los asuntos de una manera muy divertida sin olvidar, claro está, el trasfondo reflexivo, que refleja la realidad social de nuestro siglo.




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