Lo único que sabíamos de esta
obra es que trataba de la legalidad moral versus la legalidad institucional,
que se planteaba cuáles son nuestros derechos como ciudadanos, que se nos
enfrentaba la filosofía contra el realismo y que trataba de la frecuente
proyección de los seres humanos hacia el futuro. Pensamos, por tanto, que sería
una obra que nos haría reflexionar sobre temas trascendentales que a nosotros,
quizás, nos resultarían un poco densos.
Sin embargo, nos gustó. Lo
que daba título a la obra no era más que el escenario donde sucedía la acción:
Edimburgo. Es cierto que se trata el tema de la legalidad moral frente a la
legalidad institucional; pero no se trata por medio de largos monólogos filosóficos,
sino que a los personajes se les plantean una serie de situaciones cotidianas
que tienen que resolver y bajo las cuales se esconde dicha dicotomía.
Se nos presentan tres
personajes-tipo: el mallorquín, la catalana y la mallorquina, que
conforman un cruce de culturas, de variedades dialectales y de formas de ver la
vida.
La obra es de rigurosa
actualidad puesto que los protagonistas se conocen por medio de una página de
contactos, mantienen conversaciones vía WhatsApp y la página de Facebook
adquiere una importancia especial. Con todo ello, la obra se aproximó al
público de una forma muy potente (hoy en día, ¿quién no conoce todas esas
plataformas?) y fue con el ámbito que, quizás, más nos sentimos identificados a
nuestra edad. Los jóvenes no nos damos cuenta de la facilidad con la que
utilizamos las redes sociales, haciendo un uso, muchas veces, abusivo. Además,
lo hacemos inconscientemente, hecho que de ningún modo nos lleva a pensar en
las repercusiones que tendrá ello para el futuro. Las redes son un escaparate a
nuestro alcance, donde publicamos todo lo que nos interesa para dar una
determinada face social, y que, muchas veces, desgraciadamente, se nos
juzgará por ello y no por nuestro fondo. En esta obra, además, se advierte de
ese carácter inconsciente cuando, gracias a las publicaciones en Facebook del mallorquín,
una de las protagonistas se entera de algo que tendrá como consecuencia un
cambio en la dirección dramática.
Con todo ello, lo que
pensábamos que sería un “tostón filosófico” acabó siendo una obra que trata de
una manera muy real alguno de los numerosos conflictos que presenta la sociedad
de nuestro tiempo: desde el mal uso de las redes sociales hasta, más
interesante todavía, el poder de decisión que tienen los hombres sobre el
aborto en la pareja . Así, cabe destacar el gran trabajo del cuerpo técnico que
consigue poner de realce todos los asuntos de una manera muy divertida sin
olvidar, claro está, el trasfondo reflexivo, que refleja la realidad social de
nuestro siglo.
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