14 de enero de 2015

'Discordants': Música

La música en Discordants

Para comenzar podríamos señalar la utilidad de la música en la obra, es decir, cuándo se decide utilizar y  el porqué de la elección de esas canciones.

Discordants no va a utilizar una amplia "setlist" como por ejemplo pudimos ver en Hamlet Party. Sin embargo ello no implica que la obra sea de una calidad inferior ni muchísimo menos, la música no tiene porqué ser el centro.

En la obra dirigida por David Marín encontraremos una pieza que se convertirá en elemento constante. Esta comienza con una guitarra con un sonido desgarrador, con sonidos de cambios de trastes incluidos de una forma totalmente consciente para transmitir un mayor sentimiento de dolor. Esta pieza es "multiusos", esto quiere decir que es utilizada tanto para la introducción del espectáculo, como para acompañar situaciones que no tengan nada que ver precisamente con la alegría . Después de la introducción con la guitarra sola se acopla una base rítmica elemental que aplica un sonido muy característico que a su vez colabora con la guitarra a crear el ambiente de dolor, de desgarro. Este sonido electrónico parece imitar el propio sonido que nos viene a la cabeza cuando observamos un monitor en el que vemos las constantes vitales de alguien que ha sido recién intervenido o que está en  observación. Esto no se aleja para nada de la obra sino todo lo contrario, está totalmente relacionado.

Estas constantes vitales se aceleran y se calman sin control pareciendo así que la persona está inestable y es completamente frágil ayudando así a la expresión del sentimiento de angustia que se pretende mostrar ya no solo con la música sino con todo lo que ocurre en la obra.

Hay otro momento en la obra en que se utiliza otra canción sin letra. En este caso al no ser un complemento de situación angustiosa, se opta por una base mucho más alegre y tranquila que ayuda a la transición de un espacio a otro.

Por último y como ya se ha comentado, tenemos para liberar tensiones un solo de baile del "pollo"  o gallina gigante que da el broche final a la obra. Éste no podía estar acompañado de algo que no fuera irónico o humorístico ya que la propia escena en sí lo era. Recordemos que es el momento en que Cati recibe tratamiento que consiste en tomar una serie de pastillas. La gallina, acorde con sus atributos vulgares, graciosos y fantásticos, bailará cual diva la canción de Tata Golosa de "La Pastilla", que por si alguien no tiene el "placer" de conocerla es una versión que se hizo cambiando ligeramente la letra de "Los micrófonos" ya de por sí una canción con letra ilógica, absurda y repetitiva.

En conclusión, no tenemos una amplia lista de canciones pero sí una  buena elección. El gran uso de la primera canción de la guitarra hará de ésta una seña de identidad de la obra, no siendo así con la canción de "La Pastilla" la cual el espectador recibe desde el punto de vista humorístico como colofón final a una obra que necesita ese punto de alegría y gracia.


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